Y por el contrario existe también esa sensación gastrocéntrica, con afán retráctil y consumista. Todo se encoje, se empequeñece, y los nudos se suceden desde la boca hasta los intestinos. Todo se asfixia, se estrangula, y los sudores fríos comienzan a correr. Ríos de agua perdidos por los poros, que hielan la sangre y la piel. Amargor recorriendo la selva de papilas, acidez y sequía; rechazo somatizado...
Dos opuestos inconjugables, pero emulsionables. Nudos henchidos de grandeza, sudores cálidos como ninguno, caminares rectos en la inconmensurable pequeñez de mis entrañas... Soledad en la más certera de las compañías...
Un tormento irónico y satírico, que cíclicamente ataca la cordura del seso, la realidad del ensueño.
Sabiendo que solo escribes cuando tienes inspiración, parece que las "musas" han ido a visitarte a la soledad de la compañía... ;)
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