martes, 31 de diciembre de 2013

Y llegó la oscuridad

Estoy harto de este teatro constante en que he convertido mi vida, dónde ya no sé si sigo siendo el director o soy un mero actor, o tal vez un simple espectador víctima de la farsa inagotable que se le está contando.
Siento un vacío incomprendido que lleno de mentiras, de esperanzas y falsos recuerdos, de sueños que nunca llegarán, de promesas marchitas que sé que no se cumplirán, de personas que fueron y ya no serán...
Me miento, y lo hago constantemente. Soy víctima de la trama mejor urdida, cuajada y enrevesada, de tal forma que por mucho que tire de los hilos sólo llegaré a nudos y madejas desentrañables dónde se acaba mi camino a la verdad. Soy una marioneta de cuerdas invisibles que mis propias manos manejan, ajenas a mi consciencia.
Soy egocentrismo e histrionismo. Soy bondad enardecida en la más cruel de las tiranías. Soy la noche arrogante y el día benevolente. 



¿Acaso sé lo que soy...?