sábado, 23 de febrero de 2013

Hace tiempo que no lloro

Que no enjuago y purifico mis frustraciones, mis rabias y mi penas. Las guardo. Las guardo en el baúl del rencor y las espinas clavadas que atraviesan la carne hasta el latente interior, bajo llaves y candados, esperando no recurrir a ellas. 

Hace tiempo que no lloro y no libero a mi niño, tierno, dulce e inocente. Que no me abandono a unos cálidos brazos conocidos, y a un hombro que recoja el amargo licor que mana incesante. Que no siento una mano ajena rozándome las mejillas y susurrando que todo irá bien. 

Parece que mis pupilas han olvidado cómo fabricar agua de mar, y que mi pecho y mi garganta no recuerdan el nudo de la opresión. 

Hace tiempo que mi rostro permanece impertérrito ante cualquier noticia o hecho, y que nada perturba la impasible expresión de mis labios, dibujando una pintoresca mueca de disconformidad.

Hace tiempo que no lloro, pero a veces...



... lo requiero más que el respirar.


domingo, 3 de febrero de 2013

Como fue y será, es...

Sólo necesito un poco de libertad, un estallar contra la brava marea, y un paseo lluvioso en solitario... ¿Es mucho pedir?


Y una noche... y otra... y otra... y otra más, de paseos y confesiones, de cervezas y luna llena, de familia y comprensión, de películas bajo la manta...