Se siente el fin, lejano, a la vuelta de la esquina. Y cómo se agolpan momentos tan intensos, cómo se condensan en un segundo, en tres palabras, cuatro suspiros... Respira.
Respira y vuelve a respirar. Notando el fluir constante del mar, la tierra, la montaña, el asfalto de Madrid, la luna de la Tierra, las estrellas pérdidas en masías o tal vez en vastos campos asalvajados. Respira.
Euforia, besos, sexo, decepción, enfado, frustración, cariño, reencuentro, perdón, abrazos, nostalgia, confusión, lágrimas, sonrisas, saltos, paseos, miedo, ternura... Sobretodo euforia y besos. Y sexo. Y decepción, enfado y frustración. Y el cariño del reencuentro. Y también el perdón, los abrazos nostálgicos, la confusión. Y las lágrimas sonrientes, los saltos paseando. Y el miedo y la ternura. Sobretodo eso.
Nunca es tarde para crecer, pero tampoco para ser niño de nuevo...