Y volar, y soñar, y dejar las manos flotar sobre unas teclas conocidas, en busca de una melodía por descubrir...
Y tocar y oír, y ver y sentir, y oler y correr por los ríos de emoción, de vida, de ser que se derrochan en cada vibración desprendida...
E identificar el soplo, madera y cristal, cuerda y metal de cada una de las ochenta y ocho maravillas que exhalan su aliento a cada martillazo, cada golpe, cada pulsación...
No hay comentarios:
Publicar un comentario