A las modas, las convenciones sociales, lo establecido.
A la "normalidad", la moralidad, a las normas que alguien inventó, impuso y plasmó en las débiles mentes humanas.
A la música, al arte, a toda forma de expresión humana.
Rechazo a la humanización, a toda alteración de la naturaleza, a todo cambio que desvía al mundo de su eterno cauce hacia un aciago fin.
Hoy, mientras iba en el metro, una sola persona me ha evocado todos estos pensamientos mientras escuchaba "Alegria" del Cirque du Soleil. ¿Irónico, no? Pero es que tanto comportamiento tan humano, tan egoísta, obsesivo, perfeccionista y divinizado. Tanto avasallamiento inconsciente, invasión del halo ajeno... no he podido.
Por una sola fracción de segundo he deseado la completa destrucción de nuestra raza y de todo lo creado por nosotros.
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