Desnudarse por fuera y por dentro, vaciarse y verterse hasta la más absoluta de las nadas.
Volver a la inocencia del que descubre, al miedo del que desconoce y al juego del que aprende, y no dejar que eso sea mancillado por nada ni nadie. Que eso sea, y como tal siga, evolucione, crezca...
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