Sentirse solo, desamparado en la más absoluta de las avalanchas humanas. Rodeado y frío, aislado. No interesa ver lo que no gusta, es mucho más fácil cerrar los ojos y mirar para otro lado, y seguir, vivir como si no ocurriese nada, y sólo prestar atención a lo que agrada; a esas personas, situaciones, momentos o circunstancias.
Si de verdad te importa una persona, tienes que agarrarla. Asfixiarla y atosigarla cuando lo necesite, para después dejarla volar, libre y en paz. Es un constante tira y afloja de una cuerda que, si se hace bien, nunca partirá.
¿Es mucho pedir unos brazos que me zarandeen de vez en cuando?
No hay comentarios:
Publicar un comentario