Esa es la premisa que rige mi vida de un tiempo a ahora. No hay nada seguro, nada fijo. Las primeras impresiones no sirven más que para crear falsas ilusiones, fantasías efímeras, y quebraderos de cabeza. Lo perenne se vuelve caduco, y ya estoy cansado de recoger las hojas de mi jardín.
Tal vez esté hecho para pensar. Pensar en solitario, y echar de menos. Echo de menos lo que tengo. Lo que tuve y no guardé. Lo que creí tener, y nunca fue. Suena melancólico, pero no lo veo negativo hasta cierto punto.
Ayer me fui a perderme por la inmensidad de Madrid. Por sus callejuelas estrechas que aún le quedan, descubriendo infinidad de plazas, jardines, terrazas, rayos de Sol cargados de vida. Fue una infusión perfecta para empezar la semana. Semana de descanso, de recargar pilas... de recoger los pedazos del invierno, limpiarlos, colocarlos y clasificarlos en una cajita; junto al resto de inviernos.
Waiting for a shock to bring me back to life...
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