martes, 10 de julio de 2012

Hoy... ¿o tal vez mañana?

Caídos los párpados, las manos laxas, añejas, débiles sobre los muslos. Sólo se escucha el murmullo de una brisa que expira sobre unos labios resecos y cuarteados, buscando alguna abertura en la pared, para abandonar la sala.



Un soplo de energía que va en pos de un nuevo destino. Otro humano, un animal, un objeto... O tal vez un imperecedero vegetal.

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