Parece mentira que aún hoy, en esas tardes de vacío y de cabeza, de recuerdos y canciones, de vientos, soplos y mordiscos, de lluvias y soledades, margaritas, campo y sol... parece mentira que añore lo que no fue... añore lo que no fue y me ensueñe con lo que el miedo destruyó.
Pero parece ya que las aguas vuelven a su cauce, y los sueños fluyen sin control por entre los recovecos que hallan a su caótico paso, impregnándolo todo de una nueva savia que, espero, crecerá sin control.
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